El desconfinamiento está siendo un proceso difícil para muchas personas, y la forma en que lo afrontan tiene mucho que ver con el nivel de conciliación emocional que hayan alcanzado.

Qué es la conciliación emocional y qué nos puede ofrecer en esta nueva realidad
Para entender cómo pueden relacionarse desconfinamiento y conciliación emocional hay que pensar esta última en tres niveles: personal, familiar y social.
Conciliación emocional en primera persona
A nivel personal, la Conciliación Emocional hace referencia a la capacidad de poder desarrollar nuevos recursos psicológicos partiendo de los conflictos que se nos presenten. Para ello le damos un lugar prioritario a lo emocional, legitimamos todas aquellas sensaciones físicas y las hacemos más audibles, para así poder moderarlas para guiar nuestras reflexiones y nuestras actuaciones. Gracias a ello, emociones como el miedo y la ira, pueden ser mantenidas dentro de unos cauces que nos ayuden a encontrar soluciones más creativas y personales ante un entorno tan cambiante como el que estamos viviendo.
Conciliación en la familia e inteligencia emocional
A nivel familiar entendemos la Conciliación Emocional, como la capacidad de cada uno de los miembros de la familia, de percibir y hacer más visible la dificultad de algún otro miembro, así como ofrecer respuestas que ayuden a fomentar el autoconocimiento y la autonomía de la persona más vulnerable en ese momento. Si bien son los adultos los que normalmente ofrecen su apoyo y su experiencia a los más jóvenes, de manera que estos puedan percibir las dificultades y sentirse capaz de superarlas, en ocasiones, son los adultos, los que necesitan del reconocimiento y de la inteligencia emocional de otros miembros para superar momentos difíciles y deben saber cómo pedir ayuda. Contar con unos vínculos afectivos sólidos, que nos ayuden a crecernos ante situaciones como la vuelta a una normalidad incierta, es de vital importancia para cualquier persona.
Un último nivel: la sociedad
A nivel social, nos enfrentamos a grandes retos. El modo de vida antes del convid-19 ha generado muchas dificultades y trastornos mentales. El aumento de psicofármacos es una prueba inequívoca ello. La producción desenfrenada no sostenible con el medio ambiente y el consumo desenfrenado alentado por una publicidad abusiva, se han visto bruscamente frenados por la crisis sanitaria. Pero con la vuelta a las costumbres de antes, es el momento de pensar en qué cosas seguir actuando igual y qué cosas se pueden mejorar. Encontramos discursos encaminados a fomentar un pensamiento más complejo para hacer frente a problemas globales que han favorecido la propagación de esta pandemia que no pudo contenerse en sus comienzos. Pero también encontramos discursos simplistas encaminados a incrementar emociones como el miedo, el odio y la desesperanza, que tan incapacitantes resultan ser para los seres humanos.
Trabajando a nivel personal la Conciliación Emocional, contribuimos a hacer sociedades más resilientes, que no se dejen llevar por desbordes emocionales y que puedan actuar con solidaridad y cautela ante retos como la protección del medio ambiente y los hábitats de cada especie animal; la inversión en investigación y en una salud pública de calidad; y los movimientos migratorios, cada vez con más frecuencia debidos a causas medioambientales como los refugiados climáticos. La americana Siri Hustvedt (Premio Princesa de Asturias de las letras 2019), la canadiense Naomi Klein o el surcoreano Byung Chul Han, alertan de las implicaciones emocionales que tiene sobre los individuos las políticas económicas actuales.

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